Publicado el Deja un comentario

Qué hacer cuando no tenemos ganas de estudiar nuestra oposición

Qué hacer cuando no tenemos ganas de estudiar

Hola opopiña. ¿Cómo estáis? Supongo que algo cansadas de estar en cuarentena. Pero ánimo, ¡vamos restando días de este suplicio inesperado!

A pesar de todo el tiempo que tenemos, apenas tenemos tiempo. ¡Qué paradoja!

Yo me he dado cuenta de que no es así, que lo que tengo son excusas para dar y tomar.

Cuando no tengo ganas de estudiar soy la persona más ingeniosa del mundo. Las excusas brotan de mi ser de una manera sobrenatural. Se podría escribir el guión de una peli de Amenábar con mis excusas.

¿Qué hago cuando no tengo ganas de estudiar?

Es muy sencillo, ¡estudio! (casi siempre). Pero intento hacerlo más ameno, menos monótono, menos pesado.

Os cuento mis cosillas para vencer la desgana:

  1. Cambio de tema. Si veo que me estanco con alguna materia, no me quedo estudiando lo mismo todo el rato. Para mi supone una pérdida de tiempo. Porque por mucho que lea y escriba, no interiorizo nada. Y termino dejando de estudiar . Así que, aprendí que empezar tema sin acabar el anterior, no es un error. Es un acierto.
  2. Cambio de opozulo. Bueno, en realidad cambio de mi escritorio al salón. Ya lo habréis visto en mi perfil de Instagram (@opositando_feliz). Me mudo al salón con asiduidad. Y es que, aunque seguro que pensáis que soy rara, el silencio de mi opozulo no siempre me ayuda a concentrarme. En ocasiones se me hace muy monótono, y la desgana hace acto de presencia y dejo de estudiar. Prefiero estudiar un rato con mis hijos y Peppa Pig de fondo. Al menos así no lo dejo, menos es nada.
  3. Soy una mujer afortunada, tengo patio. Cuando no estábamos en cuarentena solía salir a pasear, un poco, para airearme. Ahora que no podemos salir a la calle, salgo al patio. No es un patio grande, es más bien pequeño. Pero me permite tener un rincón con una silla donde leer y tomar vitamina D en forma de rayos de sol.
  4. Me doy un caprichito. No soy súper caprichosa, ni mis caprichos son caros o especiales. En realidad son muy sencillos y tienen que ver con la papelería. Ya sabéis de mi adición por los artículos de papelería, principalmente por los bolis. Por muy básico que sea el boli en cuestión, si estreno uno, estudio con más motivación. Me pasa desde niña. Mi mes favorito es Septiembre, con eso lo digo todo.
  5. Me pongo series insustanciales. Sí, has leído bien. En ocasiones me pongo series en mi tablet. Series a las que no tenga que prestar demasiada atención. De esas en las que si te pierdes dos capítulos coges el hilo inmediatamente. A veces el silencio es enemigo para mi mente. En lugar de pensar en lo que estudio, pienso en mis hijos, en tareas del hogar, y mil cosas más. Sin embargo, con una serie de fondo, pongo foco con facilidad en el temario.
  6. Me alimento bien. Partamos de la base de que soy la persona que peor come de la historia. Y descubrí que tener el estómago muy lleno, hace que la pesadez interfiera en mis ganas de estudiar. Principalmente, porque me entra pereza. Es algo físico. Mi cuerpo no deja de hacer la digestión y por tanto mi cerebro trabaja más lento, si es que trabaja… Además duermo fatal, no descanso y rindo menos. Ahora que como más verdura, menos chuches y menos fritos, me siento mejor y estudio mejor.

He hecho un gran descubrimiento: las bibliotecas virtuales

A parte de estos pasos que te he contado antes, el otro día vi, por casualidad, un istorie en el que hablaban de “bibliotecas virtuales”. Aún no lo he probado, pero de esta semana no pasa. Ya os contaré en mi perfil de Instagram como me va.

Según me han explicado se trata de entrar en una página web, con la cámara puesta, porque la gracia es que podamos vernos unos a otros estudiar con el fin de motivarnos. Como en el cole, que siempre ponían al que menos estudiaba con el más empollón, para ver si se le pegaba algo.

Creo que la artífice de estas salas de estudio es @entrepapeles

Seguro que si le preguntáis a ella vuestras dudas, no tendrá inconveniente en explicaros. Parece majísima.

No pasa nada si no estudiáis, todos necesitamos parar

Dicho todo esto, sí que la cuarentena está influyendo en nuestra motivación, en nuestras ganas de estudiar. A veces no vemos el final del túnel. Parece que todos los días son iguales. Te acuestas y te levantas con los mismos planes, los mismos objetivos.

Miramos hacia delante y vemos el final muy lejos. Por eso yo te aconsejo que si un día no te apetece estudiar, pares y reflexiones. Que vivas un día, y mañana otro. Paso a paso. Y si hoy no estudias, mañana lo harás. Porque a veces es necesario parar para arrancar con más fuerza.

No es una frase hecha. Es la realidad. No somos robots ni súperheroes. Somos personas con debilidades que pueden influir en nuestro día a día. No te machaques, se flexible contigo, y busca la manera en que más te divierta o motive estudiar.

Cualquier cosa en la que yo te pueda ayudar, hazmela saber a través de MD en Instagram.

Ya falta menos opopiña!!

Un abrazo, nos leemos.

Si te gusta la papelería bonita, aquí encontrarás un montón de cosas cuquis:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.