Publicado el Deja un comentario

Cómo sentirse autorrealizada

Cómo sentirme autorrealizada

Nunca me sentí tan emponderada como ahora

Cuando acaba el día estoy agotada. Algunos días no hace falta que llegue la noche para ir arrastrando mis pies. Pero este cansancio me hace sentir bien. Porque es un cansancio que surge de un trabajo y sacrificio deseado.

Durante mucho tiempo me sentía cansada y vacía. Puedo decir que esta sensación de vacio comenzó en la Universidad, eligiendo la carrera equivocada. Estudié Estadística..

Pero ahora soy muy afortunada, porque hago lo que quiero. Naturalmente, no todo es color de rosas. Tengo momentos malos, como todo el mundo. Pero pocos, muy pocos.

Pasos para sentirme realizada

Después de un tiempo de reflexión soy consciente de los factores que han influido en mí, para conseguir hacer lo que me gusta. Voy a hacer una pequeña lista:

  1. Rodearme de la gente adecuada. Hace quince años que me enamoré de mi marido. La mejor persona del mundo. El me ha impulsado a segur mis deseos, siempre con los pies en el suelo. Seguir muchísimos de sus consejos y aceptar siempre su ayuda, ha sido esencial en mi camino a la autorrealización. Es muy importante no dejarse llevar por críticas no constructivas. No absorber los miedos de otros, es crucial.
  2. Cambiar el chip. Dejar de pensar que la vida es lo que nos ha tocado. La vida es lo que queremos que sea, con matices. No podemos controlar nuestras circunstancias, pero sí podemos mandar sobre nuestra actitud. Yo dejé de pensar (casi siempre) en que la vida es dejar pasar el tiempo y tomar las decisiones que yo quiero tomar.
  3. Dejar de valorar lo exterior y mirar más en mi interior. Muchas veces me cegaba querer tener otro coche, una casa más grande, casi de manera inmediata. Estaba en un error tremendo. No es malo desear cosas, lo malo es idolatrarlas de tal manera que se vuelven más importantes que nosotras mismas.
  4. No hacer caso de medios días, habiendo días enteros. Es decir, ignorar los consejos de personas que no nos importan. Hay gente que ni nos conoce y se atreve a darnos consejos sobre nuestras decisiones. Cuidado, coge lo bueno, suelta lo malo.
  5. Aprender que por mucho que se afirme algo mil veces, no se convierte en verdad. He escuchado millones de veces que hay que resignarse con nuestro trabajo. ¡De eso ni hablar! Interioricé que puedo resignarme o no a que no me guste mi trabajo, es mi decisión. De nadie más. Es tú decisión.
  6. Conocerme a mí misma. No fue fácil empezar, y mucho menos continuar, el proceso de autoconocimiento. Conocer mis fortalezas y debilidades fue crucial para cambiar mi manera de ver la vida y perseguir mis sueños. A veces fue duro ver ciertos aspectos de mi interior más profundo, pero ahora me siento genial.
  7. Aprendí que sí puedo rendirme. ¡Por supuesto que podemos rendirnos! También es nuestra decisión. Yo elijo rendirme o continuar luchando. Mis sueños no son más importantes que yo. Mi salud mental está por encima de mis deseos. Me permito parar, para después continuar o dejarlo para siempre.
  8. Aprendí que, por encima de ser madre, hija…, soy mujer, soy persona individual. Y como tal, necesito mi tiempo y mi espacio. La autorrealización conlleva independencia.

Autoestima, esa gran desconocida

Lo más importante de todo para sentirme realizada o satisfecha conmigo misma, es quererme. No siempre lo hice y fue la peor época de mi vida. En el momento en que empecé mi terapia psicológica, y supe que era el amor por uno mismo, todo comenzó a cambiar en mí.

El proceso de autorrealización estaba en marcha, y aún no ha parado…

Si te gusta la papelería bonita como a mí, échale un vistazo a esta caja sorpresa de papelería:

Publicado el Deja un comentario

Mi día a día, opositando y trabajando

Blog opobox

Hoy he estado reflexionando sobre lo que hago durante todo el día. Cuando llega la noche caigo rendida de cansancio y sueño. Y a pesar de no parar en toda la jornada, hay noches que tengo la sensación de que no hice lo suficiente.

Por eso me puse a pensar, para saber cuanto de eficiente soy. Y madre mía.. la verdad es que no se como hago para sobrevivir… (sí, exagero un poco)

Ya sabéis que soy opositora, trabajo y, por encima de todo, soy madre de dos monstruitos. Y soy las tres cosas, 24 horas al día, siete días a la semana.

Mi rutina diaria

Las mañanas, en las que mis hijos están en el cole, son para organizar la casa (que es también mi lugar de trabajo) y para Opobox.

Me levanto a las 7. Organizo un poquito todo (camas, barrer, recoger juguetes…) Preparo la ropa de los niños y los despierto. Es un momento complicado del día, porque son dormilones y casi siempre toca regañiña (que estrés). Y a las 9 los llevo, muy felices, al cole. Ellos se quedan contentos, pero yo más.

Ese momento, de llegar a mi casa en silencio, y tomar un café, que preparé con anterioridad…. ese momento… es oro. Generalmente lo tomo viendo las noticias (aunque a veces prefiero no verlo..)

A continuación me pongo a trabajar. Ya sabéis que mi trabajo, además de las labores de la casa, es Opobox. No sólo es mi trabajo, también es mi negocio.

Esto, al contrario de lo que piensan algunas personas, no hace que tenga menos horas de trabajo, que me pueda escaquear. Al contrario, si quiero que mi proyecto vaya bien, tengo que esacrificar mucho de mi tiempo con él.

Hasta la una, más o menos, preparo vuestras cajitas con toda mi ilusión, contesto vuestros correos electrónicos, preparo las cajas de los meses siguientes (todo con la gran ayuda de mi marido)

Y hasta aquí la quietud y la paz. Porque a las dos salen mis niños del cole, y no tienen que volver por la tarde. Así que los recojo y comemos mientras me cuentan sus cosillas (las que quieren contarme, claro)

Y ahora toca recoger la cocina, cosa que odio soberanamente.. En fin..

Las tardes son para hacer recados, actividades extraescolares y cositas varias como la cena, preparar baños de los niños..

A las siete, aproximadamente, me siento a estudiar. Lo de sentarse es un decir, porque mientras estudio puede estar preparando la cena, la comida del día siguiente,.. Me gusta preparar la comida el día antes, para tener las mañanas completas para Opobox.

Estudio tres horas, o un poco más, depende del día. Si estoy muy cansada, y veo que no soy capaz de captar toda la información con claridad, lo dejo y mañana será otro día. Como siempre intento no sentirme culpable por dejar de estudiar antes de tiempo. A veces lo consigo, a veces no. Es un proceso…

Y ya llega el grandísimo momento, lo mejor del día. Los niños van a dormir y mamá a leer o ver una serie. Casi siempre leo al menos media hora, y después me duermo viendo una serie. Siempre me duermo y al día siguiente tengo que echar el capítulo para atrás para ver lo que me perdí.

Bendito fin de semana, a veces

Los fines de semana son un poco más relajados, pero no son de relax total. Siempre tengo que hacer alguna cosilla de Opobox, estudiar, limpiar (por supuesto).. Pero dejo tiempo para estar con mi familia.

Jugamos a juegos de mesas. Aunque no soy una gran aficionada a ellos, a Mateo le encantan y es una buena manera de tener momentos de calidad.

Los domingos por la tarde toca peli con mis niños y mi marido. Nos preparamos unas palomitas o chuches y a disfrutar.

Os voy a confesar algo. Los fines de semana también juego a la Xbox. Al juego de fútbol que se llama Fifa. Es un poco extraño, pero me encanta el fútbol. Y jugar a este juego me resulta súper divertido.

Y hasta aquí mi semana. Casi siempre son iguales, las semanas. O muy muy parecidas. Pero no me importa en absoluto, porque como ya os comentado infinitas veces, adoro la rutina.

¿Me contáis vuestro día a día? Me encantaría saber como lo hacéis, para intentar mejorar las áreas donde flaquea mi semana.

Un abrazo! Gracias por leerme siempre.

Si te gusta la papelería bonita como a mí, échale un vistazo a esta caja sorpresa de papelería:

SuperOpobox Marzo 2022
Publicado el Deja un comentario

Como encontrar mi motivación

Después de tanto tiempo estudiando, meses o años, la motivación puede salir volando por la ventana. Y no siempre sabe como volver a casa. Y por mucho que la llamemos no vuelve..

Por eso yo intento atraerla con métodos, poco ortodoxos, la mayoría de las veces.

Supongo, que aunque piense de mis propias técnicas, que son raras, cada persona tendrá las suyas. También peculiares, pues son personales.

El asesinato de sócrates

Cosas que me motivan a estudiar a tope

  1. La primera es la más importante, y por decirlo de alguna manera, la más sensata. Recuerdo el motivo por el cual empecé a opositar. Tomé la decisión de ser funcionaria para tener un sueldo fijo para toda la vida, que me permita pasar tiempo con mis hijos y mi marido. No perder el motivo real de opositar, es importantísimo para mi, para mantener una regularidad en cuanto al estudio.
  2. Escucho música ¡y canto! Es decir, si un día llueve mucho debéis pensar que estoy desmotivada. Cantar revitaliza a cualquiera, creo yo. La música tiene mucho poder. Sobre todo el de intensificar nuestras emociones y sensaciones. En mi caso también hacer crecer o aparecer la motivación. Me pongo a Manuel Carrasco y ¡pa´rriba!
  3. Desconecto leyendo un buen libro. Da igual el género literario. Aunque prefiero leer novela negra o libros de autoayuda. En este momento no estoy leyendo ninguno de este tipo. Tengo entre manos “El asesinato de Sócrates”. Basado, obviamente, en la antigua Grecia. Es un buen libro porque hace descansar mi mente, y me pongo a estudiar con más ímpetu.
  4. Veo series antiguas. Es extraño, pero tiene su explicación. Cuando estudiaba, cuando era más joven, tenía algunas series que me encantaban. Todas españolas. Seguro que quienes tienen 40 años, aproximadamente, las conocerán. Os las digo, pero no os riais. ¿Recordáis “Hospital Central”, “El comisario”, “Compañeros”…? Pues estas series veía yo, mientras pasaba a limpio mis apuntes. Por eso cuando las veo, recuerdo aquel momento dulce de estudio y me motivo. ¡Soy capaz de estudiar como antes!
  5. Miro perfiles de Instagram de personas que estudian (de verdad). Soy de la opinión de que el entusiasmo se contagia. Conocer gente con las mismas inquietudes y preocupaciones, me encanta y me ayuda. ¿A tí también?
  6. Me pongo una fecha imaginaria de examen. Al empezar a estudiar una oposición nunca sabemos cuando será la gran prueba, nuestro examen. Se pierde, de esta manera, la noción del tiempo. Se desvirtua el objetivo de nuestro estudio. Por eso necesitamos, al menos yo, una fecha de examen. Una meta que se vea. Pues eso, que yo me invento mi propia fecha de examen.
  7. Le digo a mi hermana que “me pregunte la lección”. ¡Sí, como en el cole! Si mi herama me lo pregunta, tengo la “obligación” de estudiar antes. Es mi profe particular.
Motivarse para una oposición

Cero culpabilidad si la motivación no viene

Si, con todos estos truquitos, no consigo motivarme, intento no sentirme culpable. Si creo que, no estudiar, es un gran error por mi parte, entro en un bucle muy negativo. Una rueda de sentimientos negativos que no para de girar. Cuesta ponerle freno. Por eso intento que no empiece a moverse.

Es de vital importancia no sentirnos culpables. Si algún día no hay motivación, no hay y punto. Mañana será otro día.

¿De qué sirve machacarse por no estudiar? Sólo sirve para generarnos ansiedad. Y estudiamos aún menos. Es la pescadilla que se muerde la cola. Un círculo vicioso.

Por eso, busquemos la motivación. Pero si no viene, relax. Quizá hoy no es día de estudiar, sino de descansar.

Cuando menos lo esperemos aparece nuestra amiga…

¿Cómo os motiváis vosotras?

Gracias por leerme siempre!

Si te gusta la papelería bonita como a mí, échale un vistazo a esta caja sorpresa de papelería:

SuperOpobox Marzo 2022
Publicado el Deja un comentario

Mis series favoritas para desconectar de la oposición

Todas las opositoras necesitamos un descanso al cabo del día, para no perder la cabeza principalmente…

Disfrutar de nuestro tiempo libre es súper importante, aunque ese tiempo, a veces, sea muy poco. En mi caso, como ya os he dicho muchas veces, me gusta disfrutarlo con mis hijos y mi marido.. y con toda mi familia. Pero voy a ser franca, también necesito mis momentos de soledad. En estos ratos leo, medito, veo series…

Hoy me apetece contaros mis series favoritas. No es muy profunda mi manera de desconectar, pero es muy válida, y muy habitual… jeje

Allá voy con mis series…

  1. The Walking dead. Recuerdo cuando compramos nuestra primera SmartTv.. Nos metieron por los ojos un mes de prueba con Netflix. Yo, muy ingenua, pensé: “lo pruebo y cuando se cumpla el mes lo quito”. Fui muy tontorrona al pensar esto.. Me vicié de tal manera a la serie que continué, y ahí sigo. Al principio, que fuera de zombies no me atraía nada de nada. Pero después me di cuenta de que los muertos eran lo de menos. Lo que importaba era la sociedad viva, ver como reaccionaban, su generosidad o egoísmo… En fin, muy buena serie. Me sorprendió muy gratamente.
  2. Lost. Esta serie es especial, porque fue la primera que vi junto a mi marido. Alberto es catalán, yo madrileña. Cuando nos veíamos, se llevaba su ordenador, y veíamos esta serie juntos en la cama del hotel. Un plan sencillo, pero genial. El final de la serie me desilusionó un poco, pero merece la pena verla. Os la recomiendo si aún no la habéis visto.
  3. Suits. Serie de abogados, con Harvey como protagonista. Es una serie que no tiene demasiada sustancia, la verdad. Pero me enganchó. Tiene conflictos de abogados, amor…Una novela en toda regla.
  4. Ozark. Es una serie en la que una familia se convierte en cómplices de narcotraficantes, blanqueando su dinero. Los actores son geniales. Sobre todo la prota. Habla sin hablar, y o te cae muy bien o la odias. Además del narcotráfico hay emociones por medio que hacen peligrar a la familia muchas veces. Totalmente recomendable. Aún está por estrenar la última temporada.
  5. Daredevil. Sí, es de Marvel. En mi casa hay dos personas locas de Marvel. Mi hijo y mi marido. Cuando comencé a verla no lo hice con entusiasmo. A mi los súper héroes como que no… Pero no es la típica serie de luchas, tiros, salvar al mundo… Hay mucho más. Y me enganchó.. Otra serie que ví con mi marido.
  6. This is Us. ¡Oh, que bonita es esta serie! Es emocionante, romántica… Me falta una temporada por ver… Si la queréis ver está en Amazon.
  7. Anatomía de Grey. No podía faltar, la eterna serie de médicos. Digo eterna porque lleva tropecientas temporadas. Me las trago todas. A este paso la doctora Grey irá con bastón.
  8. Breaking Bad. Tremenda es esta serie. Simplemente sublime. ¿La conocéis? No os cuento nada, buscadla en Netflix. Y después me contaís.
  9. The wire. Un clásico de los clásicos. Yo la vi en HBO, hoy no sé si la siguen teniendo en su catálogo. Es antigua, pero es una maravilla.
  10. Vikings. Otra de las que me sorprendió gratamente. A esta serie me enganché gracias a mi hermana. Muchas de las que veo me las recomienda ella. Con Vikings aprendí mucho sobre la cultura vikinga. Tiene acción, amor, odio… de todo un poco. En Netflix la teneis entera.
  11. Outlander. ¿Os gusta el romanticismo? Ésta es vuestra serie. A través de un viaje en el tiempo, se encuentran los dos protagonistas y surge una bonita historia de amor, con sus idas y venidas…

En versión subtitulada siempre

Un día mi marido me propuso ver Lost en versión original subtitulada en español. Yo me negué varias veces, pero al final accedí. Al principio me costó habituarme. Pero ahora no veo una serie extranjera doblada, ni loca. Pierde todo su encanto, en mi opinión.

Fijaos hasta donde llega mi manía por verlo todo en versión original, que “El juego del calamar” la vi en coreano…

Las series inglesas y americanas nos ayudan a aprender inglés. Os recomiendo encarecidamente que lo probéis…

¿Me recomendáis series? Os leo!!

Un abrazo!

Si te gusta la papelería bonita como a mí, échale un vistazo a esta caja sorpresa de papelería:

SuperOpobox Marzo 2022
Publicado el 2 comentarios

Doce cosas sobre mí

Foto miedos

Todos tenemos una personalidad, una manera de ser. Y, obviamente, todos tenemos nuestras peculiaridades. Hoy me apetece contaros las mías. Ups, es un post un poco íntimo o personal… Pero da igual, me encanta contaros mi vida tal y como es.

Cuando era niña lo pasé muy mal con algunas de las cosillas que os escribo a continuación, pero como he dicho muchas veces, tenemos que conocernos, aceptarnos y mostrarnos tal y como somos. Así que… allá voy.

Foto angela

Así soy yo

Comienzo a relatar cosas que me definen:

  1. Necesito ciertos aromas en mi día a día. Me explico… Para mí ciertos aromas son muy importantes, casi vitales. Por ejemplo, el de mis hijos, de mi almohada, de mi marido, de mi madre.. Siempre que estoy nerviosa, acerco mi nariz a cualquiera de ellos y me relajo. De hecho, siempre que duermo fuera de casa, o bien llevo mi almohada o bien la funda de la misma. Supongo que esto es aromaterapia.
  2. Odio no acabar los bolis. Por esto tengo muchos sin estrenar. Porque hasta que no acabo uno no empiezo otro. Sí, soy friki. Adicta a la papelería, como ya sabéis y acumulo bolis sin empezar, porque acabo todos (o casi todos)
  3. No soporto que me miren mientras hago cosas. Esto es algo que me molesta mucho, muchísimo. Cuando me siento observada no hago las cosas bien, como me gustaría a mí hacerlas. Y esto lo ha heredado mi hija. Ambas nos enfadamos cuando nos “vigilan”. Hasta en mis trabajos, si el jefe prestaba atención a mi labor, me ponía de los nervios.
  4. No me gustan los eventos como bodas, comuniones, bautizos… Me dan pereza jeje. Saludar a tanta gente que apenas veo… Soy poco sociable, me temo.
  5. Odio muchísimo las discotecas, su ambiente. La música alta me marea. Me gusta poder hablar con las personas sin tener que dar voces. Creo que he ido a dos en toda mi vida y tengo 42 años.
  6. No bebo nada de alcohol. Cuando conocí a mi marido probé una cosa que se llama Malibú, creo recordar que es ron. Y como es muy dulce me encantó, con zumo de piña. Pero no lo he vuelto a beber. Quizá un par de veces. No me gusta ni el vino, ni la cerveza, ni el cava… Jolín, me estoy dando cuenta de que soy rara…
  7. Por favor, no fumes a mi lado. El olor a tabaco es odioso para mí. Además de lo nocivo que es para la salud.
  8. Soy hiper mega golosa. Me puede el dulce. No dejes a mi lado batidos de chocolate porque no dejo ni uno.
  9. Me dan mucho miedo los perros. Ya sé que no hacen nada la mayoria de ellos. Creo que la frase que más he escuchado en mi vida es: “si no hace nada…” Supongo que los miedos son irracionales, y aunque yo sepa que no me va a morder, no puedo remediarlo, me da pánico. Ahora intento no evidenciarlo para que mis hijos no lo imiten…
  10. Me gustan los programas de cotilleo. Esto no es muy inteligente contarlo jeje,, pero no me importa. Esos programas me hacen desconectar de mis cosas para ocuparme de las bobadas de los famosos. Mi marido siempre me dice que hacen teatro. Obviamente es así, y lo sé, pero me gusta. Al fin y al cabo las series tampoco son reales y las veo.
  11. Si alguien quiere hacerme muy feliz sabe que tiene que regalarme un libro. Da igual si es de bolsillo, gordo o delgado, pasta dura o blanda. Adoro los libros. De hecho tengo tantos por leer que no sé ni que hacer con ellos. Libro que me gusta, libro que compro. Y con el poco tiempo que tengo… los acumulo.
  12. Me cuesta mucho verme en fotos. Mi cuerpo no me gusta. Aunque estoy creciendo personalmente y dando pasos pequeños y a la vez impresionantes en este área de mi vida. Estoy aprendiendo a quererme poco a poco.

Y aquí lo dejo por hoy. Podría escribir un libro con mis rarezas.. pero no quiero aburriros.

Foto libro mama

¿Me contáis vuestras cualidades o peculiaridades?

Ya… ya sé que algunas cosas son muy raras. Pero así soy yo, y quería que me vierais tal cual.

Gracias por leerme siempre!!!

Si te gusta la papelería bonita como a mí, échale un vistazo a esta caja sorpresa de papelería:

Publicado el Deja un comentario

Cómo decidí emprender siendo opositora

Luchar por tus sueños

Como decidí emprender

Hoy os cuento como, una opositora y madre de dos monstruitos, decide iniciar un proyecto como Opobox.

Lo cierto es que yo de empresaria tengo poco. Soy más bien de tener un sueldito seguro cada mes. Pero mi marido tiene un carácter emprendedor (que a veces me pone muy nerviosa). No puede estar sin proyectos nuevos. Su mayor afición son las finanzas, marketing y negocios…

El caso es que uno de esos días en que le da por pensar en “montar algo”, me preguntó a mí. ¡Oh sorpresa! Me pregunta a mi que no tengo ni idea.

¿Qué le contesté? Que la papelería sería buena idea. Al principio fue muy incrédulo.

¿Papelería? ¿A quién le gusta la papelería? Me preguntó sorprendido.

¡A mí!, le dije yo. A mi y a miles de personas. Somos muchas las locas por los artículos de papelería.

Éste fue el inicio, así comenzó todo. Una vez que Alberto se convenció de que era buena idea, y que podríamos intentarlo, era obvio que me necesitaba… El no sabe nada de nada de papelería. Le sacas del boli azul y se pone malo. Cuando me lo propuso sentí una mezcla de nervios, miedo e ilusión.

¡Qué no, qué no, yo no soy empresaria! Así le contesté. Cuando quise darme cuenta estaba eligiendo el material de la caja de Julio de 2020. ¡La primera Opobox!

Nunca me lo pase tan bien trabajando

¡Qué buena idea tuve! Me lo paso genial. Es un trabajo que me encanta. Me paso el día entre bolis, notas adhesivas, rotuladores… El sueño de mi vida.

Recuerdo que cuando era niña e iba a una papelería, soñaba con tener un expositor de bolis todo para mi solita. ¡Y ahora tengo muchos más! Aunque no son todos para mí, me quedo mucho material. Así de friki soy…

Creo que a veces mi marido se arrepiente de haber creado Opobox conmigo…

Y así fue, de manera resumida, como salí de mi estupenda zona de confort para entrar de lleno en un sueño.

Un sueño que requiere trabajo, tiempo, y sacrificio. No tengo días de fiesta, pero todo tiene su momento, y merece mucho la pena. Soy muy afortunada.

Cuando alguien hace lo que quiere es feliz. ¿Sabéis por qué? Cada mes tengo los mismos nervios por saber si os gustarán vuestras cajas. Y esos nervios me hacen sentir viva. Y buscar con más ilusión vuestras cositas.

Soy como los actores cuando salen al escenario con las mariposas en el estómago..

MORALEJA: TRABAJAD EN VUESTROS SUEÑOS

Mi consejo es…. “lucha por tener lo que deseas”. La vida no tiene porque ser aburrida o dejar pasar el tiempo. La vida, con un poquito de esfuerzo, puede ser lo que queramos.

Esto aprendí yo con Opobox, entre otras cosas. Me costó salir de mi zona de confort, soy un poco cobardica. Pero di el paso y no me arrepiento en absoluto.

Opobox puede ir bien, pero también puede ir mal. Si algún día va mal, nadie me quita lo que he aprendido. Ni haberos conocido a todas.

Ni, por supuesto, el hecho de vencer mis miedos y dar un paso más hacia una vida plena (llena de bolis chulis)

Así que, lo dicho, no tengáis miedo a dar pasos. Y si tenéis miedo darlos con miedo. Porque es mejor intentarlo y “fracasar”, que nunca intentarlo.

Vivir es mucho más que ver pasar el tiempo por delante. Soñad en grande, pero recordad que para cumplir sueños a lo grande, hay que trabajar a lo grande.

Ya sabéis que si os soy útil en algo me tenéis aquí.

Si te gusta la papelería bonita como a mí, échale un vistazo a esta caja sorpresa de papelería:

Publicado el 2 comentarios

La salud mental es vital

El post de hoy es un poco especial. Porque alguna de vosotras me lo habéis pedido y porque es terapéutico para mi.

La salud mental es minusvalorada, millones de veces, por la sociedad. Pero eso no la hace menos importante que la salud física.

Os voy a contar mi evolución en este área de mi vida.

La adolescencia es una época difícil

Con trece años tuve una depresión horrible. No me faltaba nada y tenía lo más importante: el amor de mi familia. Pero yo estuve muy enferma, pensaba de mí misma que no valía nada, que no merecía a mi gente. Pensamientos negativos y horrendos que me metía en un hoyo muy hondo y negro.

Ese agujero se convirtió en mi “hogar”. Un hogar sin luz que iluminara los millones de defectos (la mayoría irreales) que yo observaba en mi. Terminé estando muy agusto ahí metida.

No sé si les pasa a todas las personas que sufren depresión, pero yo tenia miedo a curarme.

¡Sí! Tal y como lo lees. Es más fácil estar enferma, no salir a flote, que la lucha contra mí misma. En esta batalla siempre perdía yo.

Un día, no sé muy bien como, cambié el chip. Permitidme esta frase tan superficial. Me dí cuenta del sufrimiento que provocaba en quienes me rodean. La enfermedad me convirtió en una persona muy egoísta que no veía más haya de mi propio sufrimiento.

Salir del hoyo, primer paso

Salí del agujero, comencé a sentirme mejor, pero no estaba sanada aún.

Durante muchos años anduve en un alambre. Me tambaleaba continuamente. No había equilibrio en mi mente. El vértigo que me amenazaba a cada movimiento o cambio me hacia polvo.

Al cabo de un tiempo conocía mi marido. Él me animó, muy inteligentemente, a ir a terapia. Y lo hice porque confío plenamente en él.

Fue la mejor decisión que he tomado nunca porque puedo decir que ahora sí estoy bien. Obviamente tengo momentos malos, pero ahora tengo herramientas para no entrar de nuevo al hoyo.

También quiero mencionar a mi hermana. Ella me ha ayudado mucho diciéndome siempre la verdad. Jamás me ha endulzado nada para hacerme sentir mejor. Ella me muestra la realidad. Realidad que no era tan mala como yo pensaba,

Conocerse a uno mismo, segundo paso

Mi psicóloga me enseñó a conocerme sin miedo. ¿Cómo puedo querer a alguien a quien no conozco? A partir de mi autoconocimiento empezó mi proceso de amor propio. Sigo en él. Aún no me quiero como debería hacerlo. Pero lo más importante es que ahora soy consciente de la necesidad de autoestima para se feliz.

Fuera tabús. La terapia psicológica es necesaria

Si alguien que lee este texto se encuentra mal emocionalmente, que se haga un favor. ¡No sientas vergüenza y pide ayuda!

Las personas que te aman pueden ser (y de hecho lo son), un gran apoyo. Pero un profesional te cura, siempre que tu quieras naturalmente.

¿Verdad que si te duele una muela no sientes vergüenza? ¿Verdad que no aguantas estoicamente el dolor? No, vas al médico. Es lo lógico. Pues con la salud mental es exactamente lo mismo.

Puede que vayas a varios hasta que conozcas al profesional que te va a ayudar, pero no desistas. Mereces estar saludable, mereces ser feliz.

Soy de la opinión de que en el cole deberían enseñar a los niños sobre inteligencia emocional. Al fin y al cabo se trata de una inteligencia más que se puede aprender y desarrollar.

Aprender a lo largo de la vida sobre nuestras emociones y como controlarlas es de vital importancia, para mí lo es.

Las emociones no son más que la expresión de lo que sentimos, nos alertan de que algo va mal (cuando son emociones negativas).

La tristeza, creo que la más común entre las emociones negativas, nos avisa de que algo ocurre en nosotros. Y también es una manera inconsciente de hacer ver a los demás que estamos mal.

Por eso.. si conoces tus emociones, y sabes como dominarlas, conseguirás un equilibrio mental.

Un psicólogo puede ayudarte a hacerlo. Tienes que ir con la menta abierta y mucha confianza. La misma confianza que tienes en un dentista o un oncólogo…

Si necesitas ayuda o apoyo me ofrezco a acompañarte en tu sanación. Dentro de mis limitaciones, aquí estoy para ayudarte. No dudes en ponerte en contacto conmigo. Por instagram, mail… Como tu prefieras.

Un abrazo muy fuerte y para adelante!!

Si te gusta la papelería bonita como a mí, échale un vistazo a esta caja sorpresa de papelería:

Publicado el Deja un comentario

Soy la opositora más maniática del mundo

Sí, tal y como le lees. Tengo muchas manías. Supongo que no soy la única. ¿Vosotras también tenéis?

Desde muy pequeña he sido muy maniática con mis cosas de estudiar y de leer. Aunque creo que en cuanto a manias me gana mi hermana…

En el cole tenía un compañero que me pedía un lápiz casi cada día, y omg! Lo mordía. Yo me quería morir cuando me lo devolvía mordisqueado. Así que tomé la sabia decisión de no tirar el lápiz mordido, llevarlo siempre en el estuche, y dárselo siempre que me lo pidiera. Lo envolví en papel de aluminio, y ahí iba yo con el lápiz mordido para mi compañero.

A ver quién me gana…

  1. Me gusta ver como se acaba la tinta de los bolis. ¡Sí! Me encanta. Por eso soy fan de los bolis Bic Cristal de toda la vida. Cuando termino un boli, hasta el final, soy feliz. Lo contemplo y me siento realizada….
  2. Me encanta escribir en los cuadernos, cuando toca escribir en la hoja que deja el muelle a la izquierda. ¡Qué gozada! Parece que estreno cuaderno cada vez que escribo ahí.
  3. No soporto que se doblen las páginas de los libros. ¡Para mi es un sacrilegio! Para saber por donde vamos existen los marcadores, señores. Ahora me he aficionado a los marcadores magnéticos. Por esta manía no suelo prestar mis libros…
  4. No quito las pegatinas a los bolígrafos nuevos. ¿Por qué? Porque no me gusta el pegamento que se queda. Prefiero tener la pegatina. ¡Así soy yo!
  5. No soporto el ruido de los rotuladores cuando escriben los demás cerca de mí. Se me ponen los pelos de punta solo de pensarlo. Mi hijo aprieta muchísimo y el ruido que hace me pone malísima.
  6. Lavo con agua y jabón las gomas de borrar. Cuando era niña se me manchaba en el estuche con la punta del lápiz y no lo aguantaba. Así que la lavaba cada día. ¡Qué friki soy!
  7. Mientras estudio, tengo que tener al lado una hoja en la que hago cubos. Es decir, figuras geométricas, sin parar. Adoro las matemáticas y mi cabeza está siempre llena de figuras geométricas y lógicas que no para de memorizar. Para no llenar mis apuntes de “rallajos”, tengo hojas aparte,
  8. Firmo cada una de mis hojas, en la esquina inferior derecha. Esta manía no tiene explicación ninguna. Lo hago porque sí, sin motivo…
  9. Ah!! Nunca me rompas la capucha de un boli o te dejo de hablar de por vida. Mis bolis tienen que estar intactos y sus capuchas también. Eso de partirlas… nunca lo entendí.

Podría contaros cientos de manías o costumbres. Ya sé que parezco rara, pero estoy segura de que si pensáis un poco vosotras también tenéis alguna. Como poner el folio torcido o recto a la hora de escribir. O poner los bolis colocaditos junto al folio….

Quizá coincidáis con alguna de las mías. Quién sabe…

Al final son sólo hábitos que adquirimos en tantos años de estudio y que nos hacen más cómoda esta carrera de fondo. Nuestra mente se acomoda a repetir rituales que nos facilitan la concetración o la motivación. Y cambiarlos puede hacer daño a nuestro rendimiento. Así que.. ¿por qué cambiarlo?

Seguiré, pues, corriendo el riesgo de ser friki o parecerlo, mientras me ayude a mantener mi foco en mi oposición.

¿Me contáis que repetís vosotras siempre que os ponéis a estudiar? Me encantaría saber que no soy la única rarita de la opopiña…

Gracias por leerme siempre. Un abrazo!!

Si te gusta la papelería bonita como a mí, échale un vistazo a esta caja sorpresa de papelería:

Publicado el Deja un comentario

Qué comer para estudiar mejor

Llevo unos días muy cansada. No tiene nada de raro, trabajo mucho, tengo dos hijos y estudio cada día.

Si a esto le añadimos que no duermo todo lo bien que debería, la mezcla es una bomba que me deja “out” a las nueve de la noche. Aún así estudio mis tres horitas diarias, pero obviamente la información no se queda en mi mente con toda claridad. Si estuviera fresca, sería otro cantar como dice el sabio refranero español.

Buscando en internet y leyendo algunos libros me he dado cuenta de que mi alimentación también influye, y mucho.

Siempre he intentado comer bien, pero luego me rindo enseguida y voy a por chuches y cosas grasientas tipo patatas fritas, ganchitos…

Lo cierto es que como de todo. También como mucha verdura, pero naturalmente la cantidad de chuches es muy elevada. Por lo que los vegetales que coma, nunca compensaran las cantidad de guarrerias que picoteo.

Como mejorar la alimentación

Después de muchos fracasos en cuanto a la alimentación sana, he aprendido que el primer paso no es decir “el lunes empiezo…”

Tampoco es pesarse una mañana y decir: en un mes peso cinco kilos menos.

Con estas cosas lo único que he hecho todo este tiempo ha sido autoengañarme día tras día. Y sigo exactamente igual. Con sobrepeso, bastante sobrepeso, que también influye en el estudio.

¿Cómo influye? Pues negativamente. Os explico de que manera. Por el sobrepeso que tengo, padezco sacroielitis. Una enfermedad que afecta a la cadera y que duele muchísimo en dos posiciones. Estando quietos de pie y sentados con un angulo de 90 grados aproximadamente con el asiento. En esta última postura es en la que mejor estudio, pero por el dolor ha dejado de ser así. El dolor lo imposibilita.

También sigo con cansancio. Os comento como influye la mala alimentación en ello.

Como mucho y generalmente a deshoras, por lo que mi estómago no para de hacer la digestión. Lo que quiere decir que mi cuerpo está trabajando continuamente aunque yo no me mueva. Es decir, cansancio al canto.

Dicho esto, y yendo a lo que iba, el primer paso es mentalizarse. Pero hacerlo de verdad. Interiorizar la importancia de comer bien. Convencernos de que es real que la buena alimentación mejora nuestro rendimiento, físico y académico.

Es difícil, pero estoy segurísima de que lo conseguiré. Se trata solo de aprender.

Cómo saber que nos favorece y qué no

Hay mucha maneras de obtener información sobre cualquier cosa. Y ahora con internet no hay excusa. Nuestro amigo “Google” nos enseña todo lo que le pidamos.

Pero para mi la mejor manera de aprender sobre algo es leer. Por lo que siempre busco libros.

Ahora estoy inmersa en uno que se llama “Alimente su cerebro” que habla sobre como influye lo que comenos en nuestro cerebro y en nuestro estado de ánimo. Tengo alguno más en la cola. Tengo el vicio de acumular libros.

Éste que leo actualmente es muy esclarecedor. Explica con muchísima precisión y claridad la conexión entre el sistema digestivo y el cerebro. Lo que es lo mismo, como empleamos lo que comemos a la hora de estudiar. Y la verdad que es alucinante ver como está de relacionado, es increible.

Incluso en las enfermedades mentales, como la depresión o la ansiedad, es contraproducente comer mal. Hay alimentos que favorecen la segregación de hormonas como la serotonina, hormona de la felicidad.

Con todo lo dicho, ¿a quién no le apetece un plato de brócoli?

¡El lunes empiezo!

Un abrazo, gracias por leerme siempre!!

Si te gusta la papelería bonita, aquí encontrarás un montón de cosas cuquis:

Publicado el Deja un comentario

Como estudio la oposición

Después de tanto tiempo estudiando y esperando una fecha de examen, llega un momento que una ha probado muchas técnicas de estudio. Véase.. de arrastre, pomodoro, vueltas…

Y la verdad que es aburridisimo. Tanto que ya no sabe una qué estudiar, qué leer, qué subrayar…

En mi caso, estoy esperando la fecha de un examen, de la convocatoria de 2019. Se hace muy largo, casi eterno. Muy pesado y tedioso. En definitiva, que he cambiado millones de veces mi manera de estudiar, mi sitio de estudio, ¡todo!

Os cuento un poco…

No tengo muchas horas efectivas o reales, a lo largo del día, para estudiar. Todas tenemos obligaciones. Las mías son mis niños, mi hogar, mi trabajo. Aunque la oposición es una prioridad importante, el tiempo es el que es. El día tiene 24 horas para todo el mundo.

Puedo decir, entonces, que tengo aproximadamente tres horas, siendo optimista. Las tres horas suelo usarlas al final del dia, porque rindo más y mejor al final de la tarde que al principio del día. Yo cuando me levanto necesito un buen rato para despertar, despejarme y espabilar mi mente. Por eso, curiosamente, al final del día mi mente está mas despierta. Esto es lo único que no he cambiado en tanto tiempo de estudio.

Incluso fui al instituto y universidad en horario vespertino.

Dicho lo cual, lo que hago en estas tres horas es:

  1. Leer lo que estudié el día anterior y repasar en mi cabeza, sin mirar los apuntes. (De hecho suelo llevarlo en mi mente a la cama sin querer, cosa no muy sana… no os lo recomiendo)
  2. Leer lo que voy a estudiar en el día de hoy. Lo leo las veces que considere necesarias para poder “medio entenderlo”. Por tanto, no todo lo leo el mismo número de veces. Depende de lo denso de la materia, lo leo más o menos veces.
  3. Subrayo, y subrayo mucho. Lo cierto es que me cuesta subrayar sólo lo importante. Para mí todo es vital, todo me lo tengo que aprender.
  4. Hago resúmenes. Tengo libretas específicamente destinadas a los resúmenes. ¿Cómo los hago? Aunque intento que sean lo más cortos posible, no lo consigo la mayoría de las veces. No es fácil sintetizar un mazacote enorme de apuntes. Todos los opositores sabemos como son de extensos nuestros temarios. Al menos para mí, es muy complicado. ¡Pero lo intento!
  5. Esquematizo sin mirar, ni los apuntes ni los resúmenes (que se parecen mucho a los apuntes, porque no sintetizo demasiado como ya os he dicho). Esos esquemas son oro para mí, los guardo para echarles un vistazo siempre que lo necesito.

Dato importante sobre mi manera de estudiar

Como ya he explicado antes estudio pocas horas al día, porque me es materialmente imposible estudiar más. Por eso tomé la decisión de escoger porciones pequeñas, mejor dicho, porciones realistas cada día. Es decir, me propongo metas que yo sepa que puedo cumplir.

Primero porque no soporto dejarlo a medias. Segundo porque tiendo a sentirme culpable si no lo acabo y entonces entro en un bucle negativo del que es difícil de salir, y que hace que mi concentración y mi motivación se vean mermadas. Es un círculo vicioso en el que es mejor no entrar, por eso… lo de escoger porciones cortas. Siempre hay tiempo de ampliar.

Así estudio hoy, mañana no lo sé… ya os contaré. Siempre cambio cada dos por tres. Pero lo importante es seguir adelante con mi sueño. No sé si conseguiré la plaza. Tengo interiorizado, que puede que sí o puede que no. Pero por falta de esfuerzo no va a ser..

¡Ah! Se me olvidaba contaros que muchas tardes cuento con la compañía de mi niña estudiando… Se sienta a mi lado y me imita. Isabel tiene 5 años. Escribe palabras, y las subraya. Y eso provoca en mi mucha alegría y motivación. Mi pequeña imita a su madre. Ya empieza a luchar!!

Contadme como estudiáis vosotras… Siempre está bien saber técnicas y métodos.

Gracias por leerme!!

Si te gusta la papelería bonita como a mí, échale un vistazo a esta caja sorpresa de papelería:

Opobox